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¿Alguna vez has imaginado tocar tu ombligo con la planta de tu pie?


La verdad es que es algo que yo nunca me había planteado hasta que un día me encontré haciéndolo. Es una sensación extraña dado que no estamos acostumbrados a que estas dos partes del cuerpo estén en contacto. Y el encontrarte haciéndolo, de pronto, te da una sensación placentera de haber encontrado algo nuevo, de crear una nueva conexión y de haber llegado a un lugar a donde nunca habías ido con tú cuerpo.


Y eso, es exactamente lo que siento cada vez que realizo mi práctica de Ashtanga: que voy a lugares que nunca había imaginado con una facilidad, dada por la técnica, que tampoco imaginaba.


La postura de Marichyasana D es una de las posturas más retadoras de la Primer Serie Tradicional del Ashtanga Yoga, creada por Sri K. Pattabhi Jois; y está dedicada al sabio Marichi, hijo del Dios Creador, Brahma. Marichi era el abuelo de Surya (el Dios del Sol) en la tradición hinduista.


La primera vez que vi a alguien hacerla yo estaba segura de que nunca lo lograría pero como todo, la práctica hace al maestro. Dentro de la Serie de Ashtanga, existen 4 variaciones a esta postura, de las cuales dos incluyen una torsión. La Postura de Marichyasana D combina los movimientos de las dos variaciones anteriores, B y C, y es parte de la sección de posturas que se realizan sentado dentro de la serie.


Para realizar esta postura, se comienza sentado con las piernas estiradas al frente, en la postura que se conoce como Dandasana (Postura del Bastón). Y aquí es donde viene la parte interesante, una pierna se lleva a Medio Loto (Ardha Padmasana), mientras que la otra se flexiona de la rodilla llevando el muslo hacia el abdomen y el talón muy cerca del isquion. Aquí apenas llevamos la mitad de la postura, sin embargo, ya podemos disfrutar de esa sensación de ir a un lugar desconocido para el cuerpo porque ya tenemos la planta del pie en Medio Loto, tocando el ombligo.


Con una exhalación, se lleva la columna a una torsión de 90° en dirección de la segunda pierna flexionada hasta que la axila contraria toca el borde externo de la rodilla. El brazo rota desde el hombro y se flexiona del codo para buscar ir alrededor de la pierna flexionada y tomar la mano contraria, realizando un candado con los dedos de ambas manos por detrás de la espalda. Suena bastante complicado, a poco no?


Y la realidad es que a mí solamente me pueden ver en la postura completa cuando he calentado bien mi cuerpo y alguien me ayuda a realizar la torsión de la espalda. Sigo siendo un trabajo en progreso, como todos, especialmente para las torsiones.


B.K.S. Iyengar dice que la presión del talón en el ombligo y el agarre de las manos detrás de la espalda rejuvenecen los nervios alrededor del ombligo. Y cómo no? Si crea nuevas conexiones neuro-musculares, dando un masaje con la planta del pie al abdomen y llevando la columna a una torsión bastante más profunda que cualquier movimiento de la vida cotidiana de un “Godinez”.


Esta postura implica que el la articulación de la cadera, de la pierna en Medio Loto, rote hacia externamente, mientras que la segunda pierna flexionada rota internamente. Esto significa que los músculos con un componente rotatorio se ponen a trabajar para profundizar y refinar la postura. Por ejemplo, la contracción del glúteo medio profundiza la torsión y permite traer consciencia a este músculo.


Esta postura es considerada una puerta hacia otras más complicadas de la Serie Primaria de Ashtanga. Y el poder realizar esta postura con facilidad implica que se puede realizar satisfactoriamente al menos la mitad de la serie.


Para evitar lesiones es importante rendirse ante el ego y permitir que la respiración sea lo que nos lleve a la relajación y, por lo tanto, a la profundización de la postura. Si nos esforzamos por realizar la postura, puede resultar contra-producente, ya que crea tensiones musculares innecesarias. Por el contrario, si permitimos que la postura llegue a su propio tiempo, tendremos la capacidad de auto-sorprendernos. Como yo, cuando de pronto me di cuenta que era posible tocar mi ombligo con la planta de mi pie. Y como todo en la vida.


Sobre todo, es importante tener en cuenta de que si Ardha Padmasana provoca dolor en la rodilla, es preferible buscar una variación a la postura, para evitar una lesión. Y comprender que el dolor de la rodilla proviene de la falta de elasticidad en las caderas. No hay nada malo con nuestra rodilla. Una vez que nuestras caderas se relajen lo suficiente, la rotación en la rodilla hacia esta zona de lesión por estar fuera de su rango de movimiento, disminuirá, al mismo tiempo que el dolor.


Los beneficios curativos de esta postura vienen de exprimir el sistema digestivo y la columna como una toalla mojada, para liberarnos de todas las toxinas a través del torrente sanguíneo. Esta postura limpia y masajea los órganos abdominales, mejora la digestión, cura el estreñimiento, mejora la flexibilidad de la columna (curando el dolor de espalda), profundiza los Bhandas (candados del cuerpo), e incremente el flujo de energía vital, Prana.


Por otro lado, esta postura tonifica el hígado, el bazo y el páncreas. Y ayuda a disolver los depósitos de calcio en la articulación de los hombros, relacionados con Anahata Chakra (el Chakra del Corazón), ayudando a liberar el movimiento de los mismos y a vibrar en sintonía con la energía del amor universal, la compasión y la alegría.


Así que ahora ya sabes que es posible. Te invito a probar una clase de Ashtanga Yoga y me cuentes tu propia experiencia con esta postura y con el resto de la serie.


Bibliografía


  • Iyengar, B.K.S. (1979) Light on Yoga. Nueva York: Schocken Books.

  • Long, Ray. (2006) The Key Muscles of Yoga. China: Bandha Yoga Publications.

  • Long, Ray. (2008) The Key Poses of Yoga. China: Bandha Yoga Publications.

  • MacGregor, Kino. (2013) The Power of Ashtanga Yoga. Boston: Shambala Publications.


Post Original: http://wp.me/p4mjab-1i


Nohemí Ferrer

Directora de BodyWords

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