“Una vez hayas probado el vuelo siempre caminarás por la Tierra con la vista mirando al Cielo, porque ya has estado allí y allí siempre desearás volver.” - Leonardo da Vinci (1452-1519)
Hoy en día, poco mas de 500 años después de que Leonardo da Vinci diseñara una de los primeros prototipos de vuelo, las disciplinas aéreas se han convertido en una divertida opción para los buscadores de alternativas de bienestar a través del movimiento. Las disciplinas más conocidas en este sentido son tanto la danza como el yoga aéreos que se mezclan para dar vida a la clase de FlyingBody. Y aunque pareciera a simple vista como una disciplina avanzada o difícil, la realidad es que es un opción accesible para niños y adultos, ya que la clase se desarrolla de manera gradual adaptándose al nivel de todos los alumnos y lo único que se requiere es una mente abierta o dispuesta a aprender algo diferente.
Suspendidos en una hamaca, que funciona como un trapecio suave, se aligera la presión sobre las articulaciones, alineando la columna vertebral, mejorando la postura y previniendo problemas de espalda, además de tonificar el cuerpo, aumentar la flexibilidad y la fuerza, reducir el stress, la ansiedad y la depresión, y obtener los beneficios de asanas, o posturas, avanzadas de yoga con facilidad.
Uno de los beneficios más importantes de la clase de FlyingBody es la gran posibilidad de realizar posturas invertidas de manera sencilla, dándole la vuelta a nuestro mundo, brindándole a nuestro cuerpo una estimulación nueva y fresca. La sangre fluye de forma invertida, nutriendo la parte superior de nuestro cuerpo, especialmente el cerebro y las neuronas. En este proceso, la sangre masajea y estimula profundamente a los órganos internos que encuentra a su paso, y así el estómago, páncreas, hígado y los riñones optimizan su funcionamiento. Este proceso también estimula a la glándula pituitaria, produciendo que el sistema endocrino opere de modo más eficiente, y esto se refleja en nuestro metabolismo e incluso en nuestra forma de pensar y enfocar nuestra mente.
Por su parte, la respiración se vuelve profunda, lo que maximiza el intercambio de oxígeno por dióxido de carbono. Además alienta una forma correcta de respirar que puede ser incorporada a nuestra vida diaria. La respiración profunda y correcta también tranquiliza nuestra mente, ya que el estrés está asociado a una respiración corta.
Finalmente, al invertir el cuerpo no solo invertimos el flujo normal de nuestra sangre, sino que volteamos también el flujo del prana, o nuestra energía vital. El prana encuentra un estímulo para circular hacia nuestros chacras superiores, lo que a su vez ayuda a la elevación del espíritu, a mejorar nuestra concentración y agudiza nuestro intelecto, sintonizándonos con la creatividad.
La práctica de FlyingBody es reconocida por mejorar la confianza, el autoestima y el autocontrol. FlyingBody proporciona una gran energía y enriquece la relación con uno mismo y en consecuencia con los demás y con todo lo que nos rodea. Así que invitamos a probarla en BodyWords.
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Nohemí Ferrer
Fundadora y Maestra
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